EL MUNDIAL DE
BÁSQUETBOL FEMENINO EN EL PERÚ
7 de agosto
de 1963
Crítica y difícil situación afronta la Federación Peruana de Básquetbol
que preside el dinámico y empeñoso ingeniero Guillermo Toro Lira, al no
concretarse las expectativas cifradas en un cálculo sobre recaudación de
impuestos. Dicha recaudación calculada en el uno por ciento sobre la ventas en
los establecimientos expendedores de comidas y bebidas, no ha reflejado los
veinte o treinta millones de soles al año para el fomento al deporte nacional que
se esperaba. Ese era en realidad el respaldo económico con el que contaba la
Federación Peruana de Básquetbol para atender los gastos del próximo Campeonato
Mundial Femenino que demanda unos treinta millones de soles en organización y,
especialmente, en la construcción de coliseos cerrados en la ciudad de Lima y
en las subsedes de Arequipa, Tacna, Ica y Chiclayo.
Hasta el momento la
recaudación del primer mes no supera el cuarto de millón. Esto hace suponer que
en los próximos doce meses sólo se recaudará aproximadamente entre tres y
cuatro millones, es decir, la décima parte de lo calculado. Por consiguiente,
la situación es bastante dramática para una federación empeñada desde ya en la
realización de tan importante evento del básquet mundial femenino. Otro de los
inconvenientes que sufre la máxima entidad canastera, es la ubicación del
coliseo a construirse en Lima. El Comité Nacional de Deportes que ha venido
prestando toda clase de apoyo, se encuentra también en un problema de acuerdo a
las cifras desalentadoras de la recaudación.
Al respecto, por
ejemplo, aún no se define la ubicación del mencionado coliseo. Primero fue la Plaza
de Toros de Chacra Ríos, después el Campo de Marte, luego los terrenos del
bosque de Mata Mula, donde se encuentra el Club Hípico Peruano… pero lo cierto
es que el tiempo continúa avanzando y que las gestiones no corren al mismo
ritmo. Esta es una situación bastante enojosa para los directivos del básquetbol,
quienes elaboraron y presentaron con la aprobación del decreto sobre el
impuesto, la manera en que se iba a financiar este certamen. Sin embargo, la
realidad no ha respondido con el mismo deseo y anhelo, poniendo un estado de cosas
bastante complicado.
Las construcciones de
cinco coliseos en Lima y provincias, no son cosa de juego. Su millonario costo
más los naturales gastos dedicados a tan magna organización, han complicado la
situación a un extremo tal que no se sabe ciertamente en qué va a parar la cosa….
Y lo que es más serio: el tiempo no permite demora alguna en especial para el
básquetbol peruano comprometido en la organización de este mundial para marzo
del próximo año.
Otro aspecto que también
contribuye a este nerviosismo, es el rumor insistente sobre el cambio de la
dirigencia en el Comité Nacional de Deportes, lo que contribuye a que nadie
quiera pronunciarse en la continuación de estos preparativos si no están
seguros de seguir al frente del máximo organismo deportivo. En verdad, es muy
malo que se haya producido una situación de esta naturaleza que conspira en
contra de los organizadores, quienes han venido trabajando incansable y
acertadamente por el baloncesto peruano.