domingo, 1 de febrero de 2009

ALBUM FAMILIAR


Raúl Goyburu Ezeta (extrema izquierda) con un grupo de amigos, entre los que destaca al final de la derecha don Manuel Dammert Bellido. Fotografía de los años treinta del siglo pasado, durante una de las tradicionales peregrinaciones y más auténticas festividades criollas de la ciudad de Lima, el 12 de junio: la Pampa de los Amancaes (hoy en día arrasada por la invasiones y finalmente convertida en parte del distrito de San Juan de Lurigancho).

ALBUM FAMILIAR


Raúl Goyburu Ezeta, recibiendo en 1978 sus credenciales como Regidor de Deportes del distrito de San Isidro.

RECORDANDO EL SUDAMERICANO DE 1959

Nada más frágil que el paso del tiempo. Este año se conmemorarán los cincuenta años de aquel Campeonato Sudamericano de Fútbol, hoy más conocido como la Copa América, que se celebró en la ciudad de Buenos Aires. Todavía algunos recordamos aquella noche de despedida en el antiguo Aeropuerto de Limatambo (o la Corpac como se le llamaba vulgarmente) cuando una abigarrada y entusiasta multitud llegó para despedir a la Selección Peruana que partía a la justa sudamericana. Desde el descanso de la escalera que conducía al pequeño, pero encantador Bar-restaurant del aeropuerto, un conjunto de guitarristas entonaba el vals Mi Perú del Chato Raygada. Y entre ese multicolor y alegre gentío, confundidos con jugadores y dirigentes, partía el elenco estelar de Pregón Deportivo con Óscar Artacho a la cabeza y que acompañaban Raúl Goyburu Ezeta, Lucho Vélez, Carlos Alberto Sosa y el entrañable y recordado ingeniero Zúñiga, a quien por sus kilos extras, apelaban cariñosamente Tocino.
Tal vez el mismo paso del tiempo no haya podido igualar el sentido épico que las transmisiones radiales infundieron en la difusión del fútbol hasta convertirlo en el más popular de los deportes. De aquel torneo son muchos los recuerdos de aquellos que permanecimos en Lima, escuchando atentamente a nuestros lejanos familiares que hacían llegar sus voces emocionadas a todo el país a través de las ondas de Radio El Sol, vía el sistema All American Cable. Obviamente, no eran las transmisiones limpias del satélite al que el cable de hoy nos tiene acostumbrados. Eran transmisiones imperfectas, con interferencias, en las que por momentos se perdía el relato... pero eran emocionantes, cargadas de un sentido vivencial que podían ponernos al borde de las lágrimas.
Recuerdo a los familiares de los enviados de Pregón Deportivo, cuando acudíamos en determinadas fechas y horarios, a los estudios de Radio El Sol en la avenida Uruguay, para comunicarnos por el "interno" con nuestros padres para poder hablar con ellos. Así como fueron épocas de revolución tecnológica, fueron también tiempos de oro para la radiodifusión peruana y también para los componentes de aquella selección de fútbol.
No creo que después de Rafael Asca haya surgido un arquero de superiores cualidades en nuestro medio. En cuanto a Juan de la Vega y Manuel Grimaldo, el Club Alianza Lima tampoco ha podido superar a esa dupla de oro, en la que durante el partido inaugural de aquel campeonato, el pequeño Grimaldo, como decía don Raúl Goyburu, borró del mapa al mismísimo Pelé que venía de triunfar en Suecia y que tuvo que ser reemplazado en el segundo tiempo (recordemos que en dicha inauguración el Perú empató con Brasil 2-2). José Fernández continuó una brillante carrera en nuestro medio así como Willy Fleming. El Conejo Benítez partió para triunfar en Italia, lo mismo que Huaqui Goméz Sánchez y Loayza en Argentina, y Juan Joya en Peñarol de Uruguay en dónde celebró los títulos continentales e intercontinentales. Alberto Terry continuó en el medio, ya que nunca quiso alejarse de él.
Finalmente, viene a nuestra memoria, aquella noche en que la ciudad de Lima era un descomunal altavoz con la transmisión de Pregón Deportivo, cuando la selección peruana goleó a la selección uruguaya y al final del partido, una entusiasta caravana de automovilistas recorrió una y otra vez esa que era la espina dorsal de la Lima en aquellos tiempos: la avenida Arequipa. Todavía recordamos a Óscar Artacho iniciando la transmisión desde Bunos Aires con esa frase suya tan característica y que ha quedado grabada indeleblemente en el fondo de nuestra memoria: mis amigos, muy buenas noches tengan todos ustedes.