domingo, 16 de marzo de 2008

LOLO FERNÁNDEZ - EL CAÑONERO


LA GLOSA DEPORTIVA DE RAÚL GOYBURU EZETA



LOLO FERNÁNDEZ, EL CAÑONERO



Para hablar del fútbol peruano de ayer y de hoy, hay que referirse a una de las figuras más brillantes: Lolo Fernández, el cañonero; el mismo que le puso al fútbol nuestro, no solo la potencia de su sensacional disparo al gol, sino que sumó a ello la viril pujanza de su decisión y el coraje para enfrentar a las más duras defensas adversarias. Porque Lolo no solo fue la realidad de su prodigiosa producción ofensiva, no solo fue el valor y la contundencia de su gran positivismo y arrolladora visión de gol (terror de las defensas rivales) sino el auténtico ídolo del fútbol peruano.

Lolo Fernández, perteneció a la Dinastía de los Fernández, un clan de auténticos cracks del fútbol nacional. Sus hermanos Arturo y Lolín, alcanzaron, como él, la cima de la popularidad y la eficacia; al igual que sus sobrinos José, Jorge y Carlos que continuando esta tradición, fueron ellos mismos sello de calidad y protagonistas de nuevas páginas de nuestra historia deportiva.

Como todos los Fernández, Lolo nació en Cañete, cuna de grandes figuras, en la Hacienda Pucará de los Ramos Cabieses. Cuando llegó a la capital para seguir estudios, se instaló en la recordada Residencia de Estudiantes en donde destacó como basquetbolista. Fue así que un buen día llegó al Club Universitario de Deportes, presentándose como puntero derecho, ubicación que en realidad no se acomodaba a sus innegables aptitudes, como lo demostraría más adelante al ocupar la plaza de centro delantero en la que prácticamente se destapó con tal sensación que se convirtió de inmediato en ídolo de las multitudes, haciendo vibrar de emoción a propios y extraños.

Junto a otros grandes valores del ayer y vistiendo su clásica camiseta crema y la de los seleccionados nacionales, compartió tardes inolvidables no solo con sus hermanos sino con los cremas notables de la época: Souza Ferreira, Alegre, Alva, De la Casas, Góngora, los hermanos Pacheco, Sabroso, los hermanos Galindo y otras tantas y señoriales figuras futbolísticas como Titina Castillo y Campolo Alcalde… y en la Selección Nacional con Villanueva, Morales, Magallanes, Neyra, Lavalle y muchos más.

En los Juegos Olímpicos de Berlín en 1936 (de ingrata recordación), Lolo deslumbró al lado de esa gran selección peruana, compuesta por Valdivieso, Lavalle, Jordán, Titina Castillo, Tovar, Arturo Fernández, Magallanes, Campolo Alcalde, Villanueva y Morales: ¡qué tal equipazo! Los partidos frente a Finlandia y Austria que se ganaron por siete a tres y cuatro a dos, respectivamente, bajo la dirección de Alberto Denegri, fueron el corolario de una campaña sin precedentes. Una campaña viciada por la sombra de Hitler, quien pretendió anular la brillante victoria frente a Austria: un acto que dio como resultado la protesta del comando peruano, primero; y luego, el retiro de toda la delegación peruana, caso único en toda la historia olímpica contemporánea.

Pero, para hablar de Lolo hay que recordar las numerosas ocasiones en las que reforzó al Alianza Lima, por ejemplo, dirigiendo la delantera íntima con Lavalle, Neyra, Villanueva y Morales. Sobre todo durante una exitosa gira por Chile, donde Lolo cumplió una notable actuación al lado de Alejandro Villanueva, el maestro, con quien se encontraba muy a gusto, ya que éste sabía cómo explotar sus extraordinarias condiciones de goleador, permitiéndole jugar los que serían, tal vez, los mejores partidos de su carrera deportiva.

Cuando su hermano Arturo, el manco, jugaba por el equipo chileno de Colo-Colo, siempre fue requerido por la institución mapochina para reforzar sus presentaciones amistosas internacionales. Fue así que llegó la oportunidad en la que la directiva del club chileno le ofreciera una jugosa contratación…la que Lolo no aceptó.

Para recordar a Lolo, hay que hacerlo rememorando uno de los goles más sensacionales que recuerdo. Fue una tarde en la que Universitario enfrentaba al reciente campeón del fútbol argentino: Independiente, en cuyas filas contaba nada menos que con el mejor guardavallas del momento, apodado Tarzán por su gran agilidad. Sin embargo, Lolo debió ejecutar un tiro libre a treinta metros de distancia, casi media cancha, sesgado a la derecha del arco argentino. Lolo tomó distancia y shoteó como un balazo que pasó la barrera defensiva. Cuando el arquero de Independiente reaccionó… la pelota ya estaba en el fondo de la red. Fue tal la potencia del disparo, que el propio público como el mismo arquero solo atinaron a verla dentro del arco. Las tribunas se remecieron, como era tradición cuando Lolo disparaba sus clásicos tiros libres. Había nacido para la historia uno sus goles más recordados.

Cuando llegó el día de su retirada, después de una larga, asombrosa y brillante carrera deportiva, se despidió en un partido amistoso frente a su clásico rival Alianza Lima. En esa jornada, Lolo volvió a reventar las tribunas del Estadio Nacional con tres grandes y gloriosos goles que aquellos que estuvimos presentes no hemos podido olvidar.

Hoy Teodoro Fernández vive en la felicidad de su hogar y con la tranquilidad de haber cumplido con el fútbol de su patria, esa patria a la que jamás quiso dejar. A Lolo nunca le interesaron las propuestas económicas, muchas para jugar en el extranjero. Su país y su hogar estuvieron siempre por encima de todas esas cosas ajenas a su sentimiento. Así fue El Cañonero, desprendido y sencillo, desde sus inicios con la divisa crema del Club Universitario de Deportes: una divisa que jamás cambiaría hasta el día de su retiro.

Sencillo, amistoso, bromista y profundamente humano, siempre extendió la mano para ayudar a los nuevos valores del fútbol peruano, para quiénes venían detrás de él, a esos a los que nunca escatimó el consejo sabio de su larga experiencia, esa experiencia que lo llevó por los largos caminos de América, Asia y Europa. Lolo Fernández, fue y será siempre el más querido ídolo del fútbol peruano de todas las épocas, porque sigue y seguirá viviendo en el corazón de su pueblo deportivo. ¡Dale “U”![1]



[1] Emitido por RADIO UNIÓN. Programa Pregón Deportivo. Abril 1974.

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