martes, 21 de abril de 2009

ARGENTINA 6 - PERÚ 0



Campeonato Mundial de Fútbol Argentina 78

Por Raúl Goyburu Ezeta.

Nuestro fútbol es insólito, irregular, desconcertante… Una primera etapa brillante, sobria, extraordinaria, sorpresiva… La otra: opaca, irregular, decepcionante y hasta me atrevería a decir: desleal…Cuando comenté en mis anteriores intervenciones a lo largo de estos comentarios domingueros bajo el título de ARGENTINA 78, dije claramente que el Seleccionado Nacional estaba constituido por jugadores muy veteranos y muy jugados, no aptos como para soportar una jornada tan dura como la que se avecinaba, obligando a jugar seis partidos en quince días; opinión en la que por demás la mayoría de nuestros aficionados coincidía, a pesar que cierto sector del periodismo, ese que nunca está en la línea honesta y sincera, sea por intereses de grupo o particulares, había venido escondiendo y maquillando.


También señalé que nuestro fútbol siendo gitano, podía sacar a relucir dicha característica en algún momento de este torneo mundial… y así fue. La sensacional victoria frente a Escocia, el brillante empate frente al subcampeón mundial de 1974, Holanda, y la fácil victoria frente a Irán, le asignaba al fútbol peruano la ilusión de ocupar un lugar de privilegio en la categoría mundial, un espacio del que había estado siempre ausente, hasta ese momento.

La prensa internacional, esa misma que al principio no le daba chance alguna al equipo peruano, esa misma que no nos había considerado para nada, ahora decía, cambiando radicalmente su concepto, que el fútbol peruano ofrecía el más calificado espectáculo de Argentina 78. Una impresión que naturalmente a los que más sorprendía era a los propios peruanos, a la crítica local y a la afición en particular. Esa misma afición que antes de iniciarse este torneo, no le asignaba al seleccionado opción alguna. Natural y lógica conclusión, puesto que la etapa de preparación había sido sumamente deficiente y opaca.

Yo, uno de los más sorprendidos, pero al mismo tiempo gozoso por lo que estaba sucediendo, fui claro en expresar mi opinión con respecto, no a la calidad técnica de los integrantes del seleccionado peruano, porque en él estaban incluidas figuras que habían brillado desde 1969, integrando incluso diversos clubes del extranjero como Cubillas, Sotil, Chumpitaz, Rojas o Muñante (aquí también menciono a Cachito Ramírez y Soria, desembarcados del equipo a último momento y que buena falta hicieron).

Es preciso resaltar a estas alturas que entre nuestros futbolistas ya se observaban los rasgos de una larga y agotadora campaña, en especial en aquellos que venían de lidiar en campeonatos del exterior cuyo esfuerzo y exigencia comenzaba a hacerles mella. Un campeonato mundial obliga a grandes sacrificios, sobre todo cuando hay que soportar una jornada de seis duros compromisos en solo dos semanas. Demasiado para la mayoría de nuestros jugadores, cuya larga y reciente trayectoria no les iba a permitir soportar tal desgaste.

Por ello se puede entender la actuación de los primeros tres partidos: sobrios, brillantes, avasalladores… y la diferencia en los posteriores y últimos, hasta llegar a una derrota por goleada que pone en claro la veteranía de los más calificados que pagaban así el tributo a un esfuerzo más allá de sus posibilidades físicas y anímicas. En resumen, el Seleccionado Peruano ha mostrado su cara y sello, su anverso y reverso. Para decirlo en cristiano: lo que ganó con las manos, lo echó a perder con los pies… y en el fútbol esos pies ya no daban para más.
Pero si es verdad que ante Brasil se perdió por deficiencias de la dirección técnica y luego ante Polonia por la mínima diferencia, derrotas que hasta ese momento no desmerecían la actuación de este equipo, a pesar que la declinación era evidente; lo sucedido frente a Argentina, sí es desconcertante y francamente decepcionante. Porque si es verdad que ya no era probable la aspiración a un triunfo, de ninguna manera era aceptable una derrota tan aplastante, triste y humillante.

Que Argentina tenía en las manos todas las cartas principales para ser el vencedor, eso es indudable e indiscutible… pero la manera en la que jugó el equipo peruano, eso sí fue inadmisible. En Brasil se duda y hasta se asegura que el partido fue una farsa: y no les faltará razón a quienes así lo creen. Claro está que Brasil ha sido el perjudicado y que ello pueda ser el resultado de un desconsuelo, pero en honor a la verdad, por la forma cómo se jugó, habrán muchas más opiniones que también duden del comportamiento de nuestro equipo.
Y para deslindar responsabilidades y no caer en los brazos de una crítica internacional que nos ponga en tela de juicio, sería conveniente un exhaustivo informe sobre las circunstancias que han precipitado esta mala imagen que le puede hacer tanto daño a nuestro fútbol.

Yo, particularmente, no creo en algo anormal y extradeportivo, como también se insinúa. Yo sigo pensando, en lo que dije antes del mundial. A pesar que la primera ronda eliminatoria no me diera la razón, sin embargo la segunda ronda me confirmó plenamente en mi opinión, y es que el equipo peruano conformado en su mayoría por hombres muy veteranos y muy jugados, ya no estaba en condiciones de soportar una jornada tan dura como ya he explicado.
Es una obligación para que las dudas se disipen, por el mismo prestigio deportivo o futbolístico del Perú, que se proceda a un informe que aclare responsabilidades para que la verdad se abra paso y no seamos víctimas del manoseo de la prensa internacional.

De todas formas, queda claro que la dirección técnica del equipo peruano, ha dado muestras inequívocas de una total ignorancia, demostrando una gran incapacidad para resolver los problemas técnicos, un factor fundamental en esta clase de actividades deportivas. La clara incompetencia quedó demostrada en el partido contra Argentina, incluyendo en la formación a jugadores que ya nada tenían que hacer, y excluyendo la participación de jóvenes valores como Leguía, Mosquera, Labarthe… y por otro lado sacrificando a un arquero como Quiroga que, pese a su reconocida lealtad para con el seleccionado nacional, no debió ser incluido en el equipo. La razón es obvia.

En esto debo criticar severamente al señor Marcos Calderón que no solamente careció de presencia y personalidad a lo largo de los partidos, sino que jamás se hizo sentir en los momentos más difíciles, llegando, inclusive, a perder los papeles. Una lástima, porque hasta ese momento nuestro seleccionado había ganado un sitial en el fútbol mundial producto de sus tres compromisos iniciales, echando por tierra todo lo cosechado.

Por lo tanto, es preciso que se investigue lo sucedido y que se expongan con claridad los hechos reales a la opinión pública. No sigamos escondiendo, como siempre, los errores tratando de taparlos con lo que se hizo en la primera ronda eliminatoria. Es preciso aclarar lo sucedido ahora, porque de otra manera será el futuro quien nos pasará una factura que dejará empañada la imagen de nuestro deporte en el campo internacional por muchos años. Espero que así se haga. Gracias.

Comentario emitido en el programa. Domingos Espectaculares de Pregón Deportivo. Radio Unión.

Raúl Goyburu Ezeta. DR MCMLXXVIII.




Artículo publicado en el día de hoy, 22 de abril del año 2009 al cumplirse el centésimo primer aniversario del natalicio de don Raúl Goyburu Ezeta.


Lima 22 de abril del año 2009.


Sus hijos, nietos y bisnietos.

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