En esta fotografía de fines de los años sesenta, de izquierda a derecha, observamos la presencia de cuatro distinguidos periodistas deportivos: don Oscar Paz, columnista principal del Diario La Prensa, el señor Carlos Palacios, el señor Koko Cárdenas del Diario El Comercio y el señor Raúl Goyburu del programa radial Pregón Deportivo. La instantánea corresponde a una ceremonia de reconocimiento por el Día del Periodista, celebrado en el Círculo de Periodistas Deportivos del Perú.
Sirva este testimonio gráfico para recordar algunos nombres pertenecientes a la que ha sido la mejor generación de periodistas deportivos que ha tenido el Perú. Una generación, a diferencia de la actual, compuesta en su mayor parte por profesionales poseedores de un amplio bagaje cultural y de un conocimiento cabal de todas las disciplinas deportivas. Muy lejos, todos ellos, de los intereses vinculados a los espectáculos empresariales que hoy, por ejemplo, promueve principalmente la televisión y el cable, en la que los presentadores de los programas, más que hombres de prensa parecen especialistas en mercadotecnia.
Con Raúl Goyburu recordamos algunos nombres de su tiempo como el propio señor Paz, don Juan P. Rico cargado de anécdotas e injustamente famoso por "getatore" y con un gran sentido del humor, especializado en el deporte del Tiro, uno de los dos solitarias disciplinas que le han entregado al Perú medallas olímpicas. Con ellos el flaco Rodolfo Espinar, intelectual de talla, comentarista de Pregón Deportivo y jefe de la página de deportes del Diario Expreso y presidente de la Federación de Periodistas del Perú. También: Lucho Palma, irreverente y agudo jefe de deportes en el Diario El Comercio y fundador de Pregón Deportivo junto con Oscar Artacho; Lucho Latorre voluminoso comentarista de Radio Sport y de indiscutible bonhomía, como lo fue el fogoso y temperamental Lucho Vélez (José Artacho Morgado), tal vez el mejor narrador de fútbol que haya tenido la radiofonía peruana y tempranamente desaparecido en 1967.
No podríamos dejar de mencionar a Pepe Olivera, impenitente radioaficionado que en una época excenta del cable y la Internet, a través de su equipo radial nos conectaba de inmediato con los resultados del fútbol argentino, uruguayo y sudamericano en general. Aún lo recordamos con su sencillez personal y con esa fantástica sortija de oro que lo acompañaba a todas partes. Epocas en las que la ilustración era una característica que vestía al periodismo, como el caso del doctor Conrado Falco, caballeroso, enterado y brillante jefe de la página deportiva de Última Hora, también tempranamente desaparecido. Con ellos Alfredo Narváez Coronel, que firmaba como "El Amigo Olímpico", sesudo y enterado periodista que dominaba, entre otras, todas las disciplinas de campo; así como Oscar Torres Bouroncle, Osquitar para sus amigos, noble relator deportivo cuya voz no solo destacó describiendo las contiendas furbolísticas, sino que supo encandilar a los demás como un consumado intérprete del tango.
Una época en la que el doctor Alfonso Grados Bertorini desde La Prensa revolucionaba los estilos con don Federico La Rosa Toro que no solo "armaba" a las 4 de la mañana la primera plana del periódico, sino que comentaba sobre boxeo con el seudónimo de Roberto Villa. En la radio destacaron Manuel Salinas Salamanca, desde las ondas de Radio Nacional del Perú (en la época en que esta se parecía más a lo que debe ser una radio). Desde Radio La Crónica Juan Sedó impartió cátedra y conocimientos, para convertirse con el advenimiento de la televisión en el primer "tío" de la embrionaria televisión criolla, encabezando el primer programa infantil: "El Tío Juan".
Tampoco podríamos olvidar a don José León La Cunza, el mejor y más enterado periodista en la disciplina del Vóley, quien desde La Crónica dirigió el suplemento Variedades y que entre otras actividades asesoró y organizó la Oficina Central de Comunicación e Informaciones del Instituto Nacional de Recreación, Educación Física y Deportes (INRED) lo que hoy se llama Instituto Peruano del Deporte. Incluimos también al gran Lolo Carrera, infatigable trotador en los campos de entrenamiento y en la contiendas deportivas con su pluma ágil, amena y veraz. Asimismo, al señor Eduardo San Román que dictó estilo y buen castellano en sus narraciones por televisión, cuya sobriedad no ha podido ser superada hasta la actualidad. Una sobriedad de la que también hizo gala don Manuel Doria, desde la página de La Prensa que él tenía bajo su responsabilidad. También desde la televisión, las chispeantes narraciones del señor Humberto Martínez Morosini, innovador de estilos y sobre todo de neologismos. Alberto Meclemburg desde las ondas radiales y tantos otros que el tiempo, ese gran escultor que todo lo modela y que, también, todo lo deshace, nos ha traído a la memoria al recordar los tiempos dorados de don Raúl Goyburu Ezeta, tal vez la mejor época del periodismo deportivo en nuestro país. Una época que como todo en la vida, obviamente, no se repetirá.
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